El “Nano”, como le dicen sus amistades, será reconocido en el ámbito cultural en el marco del aniversario 203 de Vicuña.
Valentín Fernando Mahuad Figueroa, tiene 60 años de edad y hace más de 30 que se dedica al rescate cultural de las técnicas ceramistas del pueblo Diaguita.
El “Nano”, como le dicen sus amistades, nació en Coquimbo en 1962, y poco tiempo después, su familia se trasladó hacia el valle de Elqui, ya que estaban interesados en la educación agrícola que se impartía en la zona. Lugar en donde Mahuad reside hasta la actualidad, específicamente, en el pueblo de Diaguitas.
La propuesta de este artista no sólo radica en la creación de piezas para su comercialización, sino que en la divulgación de sus conocimientos para traspasarlas a las nuevas generaciones, teniendo especial vínculo con comunidades educativas del territorio.
Con descendencia libanesa y criado en una familia numerosa de 10 hermanos, Fernando Mahuad dialogó con el equipo para hablar sobre su infancia, su arte y el reconocimiento que la municipalidad de Vicuña le otorgará en el aniversario 203 de la ciudad.
¿Cómo recuerda su infancia y los primeros años luego de haber llegado a vivir al valle de Elqui?
“Siempre, recuerdo mi niñez y sobre todo cuando jugaba de niño con el barro, en los canales, ahí tuve mi primer acercamiento con el área científica de la greda que es el silicio de alúmina, yo empecé a practicar con este material noble que es la arcilla, a amasar y ahí formé las primeras figuras. Mi infancia fue extraordinaria acá en el valle, el río, las montañas, las caminatas, imagínate que yo soy de la generación creativa, de los scout, se plantaban árboles acá en la montaña, entonces, yo tengo recuerdos muy bonitos”.
¿En qué momento decide que la alfarería será el oficio al que se dedicará en su vida?
“Pienso que fue una vez que me llevaron del colegio, yo fui educado por profesores normalistas, estudié construcción, pero lo que yo hago también es construcción, porque es un oficio muy antiguo. Creo que fue en uno de esos tantos viajes que hicimos a los museos, y viendo las figuras extraordinarias, de seguro, ahí me picó el bichito y empecé a practicar, después, hice varios cursos de figuras precolombinas y seguí practicando hasta el día de hoy”.
¿Cómo recibe este reconocimiento en materia cultural al rescate patrimonial alfarero?
“Imagínese, una tremenda responsabilidad, porque a nosotros los chilenos nos hace falta mucha cultura, entonces, lo recibo con agradecimiento a todas las autoridades, pero es una responsabilidad para seguir adelante y divulgar estas cosas, lo recibo con alegría, como un premio, es extraordinario para mí, es un incentivo más para continuar”.
¿A quién le dedica esta distinción?
“Principalmente, a mi familia, a mi hermana y sobrina, que siempre me han apoyado y me han motivado a seguir en esto, son los primeros fans que tengo, y, también, se lo dedico a mi padre que está en el cielo al igual que mi madre; a mis hermanos que me ayudaron cuando chico en la parte educacional. Para ellos está dedicado, al igual que a las autoridades porque nos dan a conocer y nos invitan a participar de exposiciones. A su vez, a la juventud, la que espero se motive a practicar las técnicas de nuestros hermanos antepasados”.
¿Cuáles son los desafíos que visiona para la comuna, para el territorio, para las comunidades?
“La industria del turismo, sin chimenea como se le dice, es un potencial y hay que cuidarlo y darlo a conocer porque creo que hace falta mucha más información de los lugares típicos, de gente que realmente está haciendo cultura e identidad, creo que falta un poquito y difundir esa parte, porque es muy importante. Hay que darle el reconocimiento a nuestros hermanos antepasados que habitaron estos sectores, a través de la divulgación y de la docencia”.